¡Fuera estereotipos! Redescubramos la amistad entre mujeres

Una amistad genuina con mujeres es algo que no tuve sino hasta los 16 años; antes, en mi trayecto por la secundaria las relaciones con mis compañeras se basaron en los estereotipos de vernos como competencia, en tener una apariencia linda para atraer la atención de los chicos, o sea, lo que veíamos en la industria cultural.

Recuerdo que en los años 2000 las telenovelas mexicanas de televisión abierta —a la que las personas de clase socioeconómica baja teníamos mayor acceso— reproducían de forma persistente los caóticos y violentos vínculos supuestos entre mujeres, como si esto no fuera algo generalizado.

Al entrar a la preparatoria conocí a un grupo de cinco mujeres que me parecieron extraordinarias, chicas inteligentes y sagaces de la periferia de la Ciudad de México, con las que nunca competí, y desde entonces comencé a cuestionarme si en verdad las amistades entre mujeres eran tortuosas e insufribles.

No he dejado de tener el tema en mente, lo que me llevó a ver en abril la serie Sex and the City que lanzó HBO Max remasterizada este año y que para las recientes generaciones se trata de una serie antigua, basada en un libro homónimo, que apareció originalmente en 1998.

Me parece un caso peculiar, porque a pesar de antojarse algo añeja, se enfoca en la amistad entre mujeres. Refiere la historia de Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte, amigas de clase socioeconómica alta que se revelan sus vínculos heterosexuales y otros aspectos íntimos, aparte de compartir un estilo de vida consumista y mundano en Nueva York. Cierto, no tiene enfoque interseccional, pero contribuye a derribar los estereotipos sobre nuestras afinidades con las otras.

Sobre los estereotipos, Blanca Gónzalez Gabaldón nos dice que, hablando de género, son un subtipo de los estereotipos sociales que puede definirse como creencias consensuadas sobre las pretendidas características peculiares de hombres y mujeres, con gran influencia en las personas, en su percepción del mundo, de sí mismas y de su conducta, y que, a pesar de los cambios sociales, tales creencias no han cambiado con la amplitud deseada.

De esta forma, la serie es una aportación a la reflexión a través de las historias cotidianas de sus protagonistas, donde las vemos relacionándose de forma saludable, considerando sus diferencias; discuten, se enojan, pero siempre se escuchan, apoyan y acompañan; no compiten mutuamente, alimentan su genuina amistad.

En el episodio 49 “The Agony and the ‘Ex’-tacy” donde las protagonistas se encuentran en un restaurante, Carrie, la personaja principal, platica que está triste por no tener a un hombre en su vida que se preocupe por ella el día de su cumpleños, “ni una maldita alma gemela”, se lamenta, y Charlotte responde: “No se rían de mí, pero quizás nosotras seamos nuestras almas gemelas. Y los hombres pasarán a ser esos chicos geniales con quienes divertirse”.

Como en este caso, redescubrir o crear este tipo de historias nos permite aprender a no reproducir prejuicios y creencias sobre las y los demás, evitando así la violencia simbólica, esa forma de violencia definida por Pierre Bourdieu que se manifiesta de forma a veces sutil e imperceptible, a través de costumbres, tradiciones y prácticas cotidianas que, a su vez, normalizan las relaciones basadas en control y sometimiento.

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