Los movimientos también tienen ciclos: aprende a reconocerlos y a actuar en el momento justo

En los últimos meses, miles de estudiantes en Estados Unidos han acampado en universidades exigiendo el alto al genocidio en Gaza. En América Latina, las luchas feministas han girado hacia la protección del territorio y el derecho a cuidar. Mientras tanto, colectivos de migrantes en Los Ángeles denuncian la criminalización cotidiana que enfrentan, con una narrativa cada vez más articulada.

A simple vista, estos hechos parecen desconectados. Pero vistos con más perspectiva, responden a un patrón que se repite en casi todos los movimientos sociales que aspiran a transformar el mundo: suben, bajan, colapsan, resurgen. Se mueven.

Lo difícil es saber qué hacer en cada momento.

Por eso existe una herramienta cada vez más utilizada por organizadores y estrategas: el Movement Cycle, una brújula conceptual basada en el trabajo de sociología de movimientos y desarrollada visualmente en el Movement Compass de Beautiful Trouble. Esta herramienta propone que los movimientos sociales —como las estaciones— atraviesan fases que se repiten cíclicamente, y que identificarlas permite tomar mejores decisiones políticas y comunicacionales.

El ciclo: entender para no desfallecer

A diferencia del relato heroico que presentan los medios —movimientos que “explotan” y “mueren”—, el Movement Cycle propone que las luchas sociales se desarrollan en seis fases dinámicas. Ninguna es superior a otra. Lo importante es reconocerlas y actuar en consecuencia, vamos a analizarlas:

1. Crisis persistente: cuando todo duele pero nadie escucha – (El enojo crece)

Todo comienza con una acumulación de injusticia. En esta fase, las personas sienten que algo está profundamente mal —pero todavía no existe una estructura organizativa clara para canalizarlo. Es el momento del malestar difuso.

Ejemplo: En barrios latinos de EE.UU., hijos de migrantes enfrentan abandono educativo, racismo y represión policial. Aún sin una coordinación nacional, muchas organizaciones locales están sembrando conciencia. Es la antesala de algo mayor.

📢 ¿Qué necesita hacer la comunicación aquí? Escuchar, mapear emociones, dar nombre al dolor colectivo. Es momento de crear relatos fundacionales: ¿qué nos está pasando y por qué importa?

2. Levantamiento: la chispa que lo cambia todo (la esperanza heroíca

Una injusticia visible —una muerte, una represión, una ley— detona el enojo contenido. Estalla la movilización. La energía es alta, pero muchas veces caótica. Los movimientos crecen, pero aún no hay estrategia de largo plazo.

Ejemplo: Las protestas estudiantiles en universidades de EE.UU. en solidaridad con Palestina comenzaron tras imágenes atroces del ataque a Gaza. En cuestión de días, el movimiento tomó campus y titulares.

📢 ¿Qué necesita hacer la comunicación aquí? Velocidad y coordinación. Crear vocerías claras, evitar mensajes contradictorios, amplificar con contundencia. Aquí la comunicación es también protección ante la criminalización.

3. Pico: todas las miradas están sobre ti (La luna de miel)

Llega el momento de mayor visibilidad. El hashtag se vuelve tendencia. Hay recursos, atención mediática, alianzas inesperadas. Parece que todo es posible.

Ejemplo: El auge del movimiento climático en 2019, impulsado por Greta Thunberg, fue un momento de oro: millones en las calles, cumbres internacionales respondiendo. Pero como en toda cumbre… el pico no es permanente.

📢 ¿Qué necesita hacer la comunicación aquí? Cohesión narrativa. No perder el foco. Consolidar base, formar nuevas alianzas, mantener claridad estratégica. Aquí comunicar también es decidir qué NO decir.

4. Contracción: cuando el entusiasmo se enfría (La desilución)

La marea baja. Llegan las tensiones internas, el agotamiento, la represión. Hay quienes se retiran. El movimiento parece haber “fracasado”, pero en realidad está cambiando de forma.

Ejemplo: Tras los avances del movimiento feminista latinoamericano, llegó el backlash: violencia digital, divisiones internas, estigmatización institucional. Muchas redes enfrentaron crisis silenciosas.

📢 ¿Qué necesita hacer la comunicación aquí? Cuidar. Narrar desde la dignidad, no desde la derrota. Sostener la memoria de lo logrado, abrir espacios de escucha. Preparar el terreno para el aprendizaje colectivo.

5. Evolución: reconstrucción con memoria (La reflexión y el crecimiento)

Después del bajón, las partes más resilientes del movimiento se reorganizan. Nacen nuevas formas, nuevos liderazgos, nuevas alianzas. Se aprende de lo vivido.

Ejemplo: En Chile, tras el desgaste post-estallido social, muchas organizaciones han virado hacia formas comunitarias, territoriales y pedagógicas de acción. No es retroceso: es transformación.

📢 ¿Qué necesita hacer la comunicación aquí? Sistematizar, documentar, contar las historias de lo que se intentó y lo que funcionó. Comunicar es también tejer continuidad.

6. Nueva normalidad: la causa se institucionaliza (o se afianza) (La renovación)

El movimiento consolida fuerza organizativa, legitimidad y propuestas concretas. Ya no es solo resistencia: ahora es propuesta.

Ejemplo: En Colombia, redes de justicia climática impulsan leyes de transición energética y sistemas de monitoreo ambiental comunitario. No marchan todos los días, pero su agenda avanza.

📢 ¿Qué necesita hacer la comunicación aquí? Dar forma a lo nuevo. Posicionar ideas como sentido común, generar confianza social, y prepararse para la próxima crisis. Comunicar ya no es gritar: es gobernar simbólicamente.

Una brújula para no perderte

El Movement Cycle no es una fórmula mágica. Es un mapa emocional y estratégico que ayuda a responder con honestidad:

“¿Estamos en auge o en repliegue? ¿Estamos sembrando o resistiendo? ¿Qué necesita nuestra comunidad ahora?”

Saber esto puede evitar el burnout, la frustración y el abandono. También puede ayudarte a elegir mejor tus batallas comunicacionales.

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