Tu consumismo no es solo tuyo, ¡pero aprende a encararlo!

Seguramente te has preguntado por qué, cuando te aburres, uno de tus primeros impulsos es ir a tu carrito, sintiendo que si realizas esa compra tu vida al fin estará completa… aunque una vez que sucede, el rush de felicidad desaparece a la misma velocidad que vuelven tu insatisfacción y aburrimiento. Quizá te has sentido responsable por ello, pero lo cierto es que detrás de tales actos autómatas está nuestra psicología evolutiva, que el sistema capitalista explota al máximo.

El fenómeno suele reproducirse en aquellos ámbitos donde interviene el aditivo del deseo, o sea, en casi todos: el pasional, el laboral, el del poder, el foodie… siempre es el mismo ciclo:  ↻insatisfacción→deseo→imaginación→felicidad→insatisfacción↺

Entre las explicaciones más integrales destaca, considero, la que aporta la psicología evolutiva, uno de cuyos principales difusores es el periodista científico Robert Wright, quien en “El animal moral” la define afirmando que es “el estudio de cómo el cerebro humano fue diseñado, por selección natural, para engañarnos e incluso esclavizarnos”.

De esta forma, añade, “fuimos diseñados por la selección natural para hacer ciertas cosas que contribuyense a que nuestros antepasados pudiesen transmitir sus genes a la siguiente generación: cosas como comer, tener relaciones sexuales, ganarse el aprecio de los demás miembros del grupo o vencer a los rivales”.

Por lo visto, el sistema no está pensado para que seamos felices

La selección natural nos hizo de esta forma con el objetivo de ser “propagadores genéticos eficaces”, como lo señala el propio Wright en este otro libro, Por qué el Budismo es Verdad, y para lograrlo insertó en nosotros tres principios básicos de motivación evolutiva, que de seguro has sentido:

  1. Alcanzar nuestros objetivos nos dará placer, ya que todos los animales, incluido nosotros, no tendríamos ninguna motivación de movernos si no fuera por cosas que nos produjeran placer
  2. Sin embargo, este no durará para siempre: el placer debe desvanecerse, solo así seguiremos buscándolo
  3. Nuestro cerebro se enfoca más en el hecho de que el placer acompañará la consecución de un objetivo, que en el de que la sensación placentera se disipará enseguida

Si analizamos dichos principios, verás que el placer es nuestro motor de productividad —y evolución—, pero también lo que nos mantiene viviendo en la insatisfacción incesante, pues, como explica Wright, “este sistema no está pensado para que seamos felices”.

La inútil búsqueda del placer

Ahora bien, ¿de qué sirve saber todo esto si, como explica también Wright, saberlo no necesariamente conlleva a una mejora en nuestras vidas? “Seguimos estando atrapados en el ciclo humano natural basado en la búsqueda inutil del placer, y en lo que los psicólogos llaman la cinta de correr hedónica”.

Cierto, la respuesta es mucho más profunda que este post, pero una primera pauta que a mí me sirvió fue saber que el sistema capitalista se fundó, precisamente, bajo esta misma lógica —palpable hoy más que nunca gracias a la digitalización que nos permite tener todo al instante—, de manera que, ¡ojo!, nunca podremos afrontarla, a menos que la hagamos consciente.

Ahora, ya lo sabes…

¿Cómo? Abre tu Instagram o TikTok y date cuenta cómo todo lo que aparece se relaciona con tus deseos, dichos y no dichos; la manipulación del mensaje está pensado para que termines comprando ese deseo, y no importa que gastes un millón de pesos en comprar todo, nunca habrá un fin. Lo mismo sucede con Tinder o con tu carrito en Amazon. Estructuralmente, el sistema está hecho con base en esa cinta de correr hedónica.

Así que, ahora lo sabes, queda en ti plasmar esta reflexión en tu vida diaria.

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