Dependencia algorítmica: el punto ciego de la comunicación social

Hace unas semanas, una organización vio desaparecer de un día para otro la página de Instagram en la que había invertido años de trabajo. El motivo: “contenido sensible” relacionado con aborto. No hubo advertencia ni explicación clara. Y lo más grave: tampoco había un plan B para mantener el contacto con su comunidad.

Este no es un hecho aislado. Es parte de un patrón que se extiende en varias regiones y que hoy revela una vulnerabilidad crítica: gran parte de la comunicación de las organizaciones sociales depende de plataformas privadas que mañana pueden apagarse con un clic.

Censura y contexto político

Facebook, Instagram y WhatsApp —todas bajo el control de Mark Zuckerberg— endurecieron sus políticas de contenido en los últimos años. Desde entonces, organizaciones que trabajan en temas de diversidad, salud sexual y reproductiva o derechos de las mujeres enfrentan bloqueos cada vez más frecuentes.

  • La Electronic Frontier Foundation (EFF) documentó cerca de 100 casos de remoción de contenido sobre aborto en redes sociales, muchas veces sin que mediara una violación legal o de términos clara.
  • Amnistía Internacional advirtió que estas eliminaciones pueden obstaculizar el acceso a información básica de salud y subrayó la falta de transparencia en los procesos de apelación.
  • En enero de 2025, The Guardian reveló que varias cuentas de Instagram que difundían información sobre pastillas abortivas sufrieron shadow-banning, lo que redujo drásticamente su alcance sin notificación alguna.

Más allá de si hay una línea editorial deliberada a favor de agendas conservadoras como la de Donald Trump, lo cierto es que las reglas privadas de las plataformas se han convertido en un filtro político con consecuencias reales: voces progresistas son silenciadas y comunidades enteras quedan sin acceso a información vital.

Dejar de vivir de prestado

El aprendizaje es claro: las redes son puentes útiles, pero nunca deben ser la casa de tu comunicación. Apostarlo todo a Linkedin, Facebook o Instagram equivale a hipotecar tu voz.

La ruta estratégica pasa por recuperar canales propios:

  • Boletines y newsletters como patrimonio narrativo.
  • Bases de contactos en un CRM para conocer, segmentar y nutrir relaciones con tu comunidad.
  • Sitios web vivos que no sean solo vitrinas, sino puntos de encuentro e interacción.
  • Comunidades cerradas en plataformas más autónomas.

Una mini-estrategia para generar leads

¿Cómo empezar a construir esa independencia? Aquí un esquema básico:

  1. Imán de valor: ofrece a tu audiencia un recurso práctico (una guía, un kit, un informe breve) a cambio de su correo.
  2. Puentes desde redes: cada post en Facebook, Instagram o TikTok debe invitar a dar un paso hacia el boletín o el sitio web.
  3. Nutrición de contactos: usa un CRM para segmentar según intereses y enviar contenidos relevantes en el momento adecuado.
  4. Conversión sostenida: mide no solo seguidores, sino cuántos contactos propios logras generar cada mes.

Lo que está en juego

Si tu comunicación solo existe dentro de Facebook o Instagram, sirve más a Zuckerberg —y a las agendas que definen sus reglas— que a tu causa.

La comunicación se vuelve realmente propia cuando dejas de vivir para el algoritmo, fortaleces canales autónomos y construyes una estrategia de leads que te garantice independencia a largo plazo.

Porque si mañana te cierran la cuenta… ¿qué queda de tu voz?

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