Por instantes, la pérdida de sentido parece espesar la atmósfera social, desmovilizándonos, anulando la posibilidad de explicarnos la agobiante realidad ya siquiera con metáforas que en otros momentos nos sirvieron al menos de sedantes.
Y así, arrastrando a veces lerdamente los meses, vamos completando 2024, un año más, que se antoja fatigado y decrépito, cargado aquí y allá de duras e inciertas realidades.
Desde la Comunicación Estratégica para el cambio social sabemos que quienes mueven a las organizaciones civiles enfrentan desafíos únicos en tal escenario: movilizar recursos, construir alianzas, generar narrativas que conecten con las personas y sus comunidades, y mantener vivo el resplandor de la esperanza en momentos de incertidumbre.
Estas tareas se vuelven aún más complejas en un entorno convulso, marcado por el hiperconsumismo depredador, la gobernanza corporativa, los populismos, las guerras, la crisis climática y la pasmosa indolencia colectiva predominante. Inmersas en esa realidad, dichas organizaciones no solo lidian con altibajos en su capacidad de incidencia eficaz, sino con la ardua tarea de asegurar las alianzas y recursos necesarios para su sobrevivencia como indispensables contrapesos democráticos.
Y aquí sobreviene un alud de interrogantes: ¿Qué da vida a esas organizaciones? O sea, ¿cuál ha sido históricamente su razón de ser? ¿Para qué sirven, más allá de ese papel de contrapeso, a veces entendido de manera abstracta? ¿Cuándo son más necesarias que nunca y para quién?
Nos consta que montones de organizaciones no gubernamentales han encontrado respuestas y, con ellas, el nuevo impulso para innovar, reinventarse y revitalizarse, trascendiendo ese ánimo colectivo apático y derrotista imperante. ¡Han sido su combustible, verdaderamente! Es real y no una afirmación optimista arrebatada por el espíritu de la Navidad —como hacen decir a personajes exultantes esas películas cliché de la temporada.
Las organizaciones, en general y dependiendo de sus diversos contextos, tienen su origen en la incapacidad del Estado para garantizar derechos, por lo cual el alcance de su curva de vida depende de su poder y aptitudes de incidencia aliándose con comunidades específicas para juntas co-crear e implementar soluciones a problemas estructurales, logrando con ello, de variadas formas directas e indirectas, habilitar derechos negados, regateados o cancelados sistémicamente por el poder público.
Siendo esto así, naturalmente son más pertinentes y necesarias en la medida en la que la realidad se complejiza, y no al revés: no es la comodidad lo que les da vida y energía, sino el constante y cambiante desafío. Esto, a las que prevalecen, lo mismo que a sus obstinados equipos, las fortalece todo el tiempo.
En El viaje al fin de la noche, el protagonista de Céline exclama atribulado por las masacres de la Primera Guerra, que los seres humanos persiguen “destruir todo lo que respira, destruir, más rabiosos que los perros, adorando su rabia (cosa que no hacen los perros), cien, mil veces más rabiosos que mil perros…” [p. 21].
La acción social articulada por eso da esperanza: distante de la polarización infértil, no adora su rabia, la trasciende y transforma, brindándonos la oportunidad de entrever un 2025 sí, de contrastante y retador, pero donde persistiremos sin duda en inventar juntes otros caminos para estar mejor.
En otromexico, sc, nos emociona saber que estaremos allí, hombro con hombro, para seguir colaborando con quienes enfrentan estos desafíos con valentía e ingenio. Nuestra misión seguirá siendo fortalecer a quienes construyen las posibilidades y narrativas, tejen los lazos y dan voz a innovadoras iniciativas que día a día buscan transformar sus comunidades.
Por lo demás, el año que se va nos deja, además de desafíos, el privilegio de haber aprendido y caminado junto a tantxs comunicadores comprometidxs, creativxs y resilientes. A cada uno de ustedes, gracias por confiar en nosotros, por permitirnos ser parte de sus historias e inspirarnos para seguir construyendo.
El año por venir nos dará la posibilidad de reimaginar estrategias, construir alianzas y seguir apostando por un entorno social más justo, más humano. 2024 ha sido un constante recordatorio de lo esencial que es caminar juntos; en 2025 reafirmaremos nuestro compromiso de estar ahí, acompañando y aprendiendo de cada paso, de cada historia y cada logro compartido.¡Por un 2025 lleno de fuerza colectiva, esperanza fortalecida y nuevos comienzos!
¡Nos vemos en el camino!
¡Salud y hasta pronto! 🌟
Marco, Alexis y Carlos | otromexico