Google y Dios

En septiembre Google cumplió 25 años, buena ocasión para reflexionar sobre su trascendencia revisitando Four: El ADN secreto de Amazon, Apple, Facebook y Google, obra fundamental de Scott Galloway no solo por su perspectiva ácida sobre la digitalización, las corporaciones y sus implicaciones sociales y económicas, sino por la magnitud de sus conclusiones.

Como punto de partida, el autor sugiere la provocadora analogía entre Google y Dios, en el sentido de que Google (ecosistema, interfaz, acervo, motor de búsqueda, agregador de contenido y marketero en línea más utilizado en la historia) posee atributos que hemos conferido solo a la noción de divinidad.

A primera vista el símil se antoja forzado, dando la impresión de que banaliza a Dios o bien enaltece a Google. Lo cierto es que el autor parte de que la tecnología digital es esa suerte de deidad propia de nuestra época, la Transmodernidad, donde masas humanas han ido abandonando su fe en un dios, depositándola al menos parcialmente en las cualidades omniscientes y omnipresentes de dicha plataforma.

Es omnisciente, responde a nuestras más íntimas preguntas y confesiones

“Nuestros antepasados vivían con misterios, preguntas e interpretaciones. A nosotros, en cambio, Google nos responde todo” (p. 116). Con esta afirmación, Galloway apunta a una de las características fundamentales de nuestro tiempo: nunca antes habíamos tenido acceso a tanta información, en tan breve espacio y tiempo, a diferencia de épocas donde la información no era accesible del todo. 

Hoy, mediante Google tenemos respuesta instantánea a cualquier pregunta que se nos ocurra. Y no solo esto. Galloway apunta a un fenómeno que sucede únicamente ahí: preferimos plantearle nuestras preguntas, inquietudes y confesiones de forma anónima a Google, que a un líder religioso, por ejemplo, pues Google “no juzgará por hacer la pregunta equivocada. La ignorancia es bienvenida” (p. 118). De hecho, cada día se le formulan unos 3 mil 500 millones de preguntas.

Cuando hablamos de que Google todo lo sabe no nos referimos solo a que conoce nuestros secretos, dudas, preocupaciones, pensamientos, intenciones e intereses, sino también a que realmente tiene una respuesta para todo. Y si bien sus respuestas no son de su autoría (es decir, las toma de otres), cada vez desarrolla nuevos recursos de automatización cuyo objetivo, justamente, es moldearlas como si provinieran de una mente pensante. 

Es omnipresente, nada se le va

Como “la nube” e internet, la plataforma de Google —a diferencia del corporativo que lo posee— no es en un sentido material, o sea, no existe allá-afuera-en el mundo; es red, interfaz, circuito y códigos que cuya existencia se consuma a través de nosotres, desde nuestros dispositivos, globalmente y al mismo tiempo. 

Además, nada se le escapa. Ya sea que utilicemos gmail, play store o uber, Google ya nos es indispensable. Lo mismo si queremos trabajar, hacer cualquier transacción, traducción, conversión de moneda, actualización de clima o búsqueda de medios de transporte, informarnos y hasta entretenernos. Ahora, ¿qué tanto logrará adaptarse a nuestras necesidades cada vez más complejas? 

¿Será omnipotente?

No hay duda de su poder global. Pero hay algo más allá: la llamada inteligencia artificial. Desde Bard, Google Search Generative Experience* —de parte de Google, por ejemplo— y Chat GPT, hasta asistentes virtuales, aplicaciones de navegación, vehículos y productos autónomos y sistemas de seguridad, la inteligencia artificial cada vez abarca más ámbitos de la vida cotidiana; cada vez puede más y más.

Según Theta Noir, llegará un momento en el que no habrá, sin embargo, inteligencias artificiales, sino la inteligencia artificial suprema, “resultado de la fusión de todas las tecnologías y espacios cibernéticos existentes y por existir, como el metaverso, la realidad aumentada […] a diferencia de las visiones apocalípticas donde las máquinas acaban con nosotros, esta nueva era en la que todos los aspectos de nuestra vida están atravesados por la inteligencia artificial, se creará una entidad aliada que nos salvará de nosotros mismos y de la extinción masiva que iniciamos”.

En tal caso, quizá Google se vuelva un pequeño fragmento de esa realidad inteligente avanzada y que de forma omnipotente, omnisciente y omnipresente nos dará lo mismo las claves para planear nuestro próximo viaje o preparar un informe, que la pauta para resolver los problemas que nos aquejan como especie.

Vanos sueños.

*Conoce lo que le depara a Google.

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